Algunas de vuestras EXPERIENCIAS viviendo la Palabra “preparad el camino al Señor, allanad sus senderos” o la del mes pasado “estad atentos, pues no sabéis el día ni la hora”: .
* “...Estos días ha llegado al colegio mayor un paisano que no conocía, para hacer un curso profesional. Había bajado a la cafetería y pronto me he dado cuenta que no estaba bien. Me dirigí a él para escucharlo y animarlo. Intenté colocarme “en su piel” y ver lo que necesitaría: hemos ido al metro, al supermercado, etc. Al final, con ojos llenos de paz, me ha agradecido mucho, pues estaba ya decidido a regresar a nuestro país. Después lo he encontrado en la Misa.
Agradecí a Jesús Eucaristía este hermano que me había colocado en el camino. Yo que llevaba algunos días sin ver grandes progresos en el estudio, he encontrado nuevo aliento y sabiduría para la investigación doctoral. Lo he experimentado como la venida de su presencia y lo he visto como un regalo de Navidad...”
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* “...de cara a la operación. Durante estas dos semanas en el hospital he tenido presente la palabra "no sabéis el día, ni la hora..." y es verdad que de repente te ves envuelto en situaciones inesperadas y duras (mi compañera de habitación está muy enferma, más joven que yo...). Hemos tenido momentos de poder hablar de la fe (ella decía que era atea), yo pedía la Comunión todos los días... y esto provocaba asombro y/o comentarios diversos a ella, su marido y los familiares que la acompañaban. He tratado de tener un comportamiento cristiano... y cada día fui observando detalles por su parte bonitos: eran ellos los que oían la campanilla del sacerdote que llegaba por el pasillo y salían a avisarle para mí, me llevaba su marido el periódico y me señalaba las hojas de contenidos cristianos que suponía me iban a gustar... y ayer nos encontramos con él y nos pidió que rezáramos por ella y su operación.
En este tiempo de Adviento, trataré de vivir la nueva palabra, preparando el camino... que no siempre es fácil... pero sin perder de vista la palabra ESPERANZA que nos ayuda a confiar y quitar el miedo...”
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* “...todo va volviendo a la normalidad, tengo algo más de tiempo...Es verdad: no sabemos el momento, así que lo mejor es hacerlo siempre lo mejor posible. Me ha recordado el libro de los cuatro acuerdos: 1. sé impecable con tus palabras, 2. no te tomes las cosas personalmente, 3. no hagas suposiciones y 4. Haz siempre lo máximo... siempre lo máximo, es decir, siempre lo mejor que puedas, ya sea doblar una camiseta o hablar con alguien... poner el corazón en todo lo que hagas. No hay cosas pequeñas: todo tiene importancia, si lo hacemos con amor...”
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* “...estaba en el local preparando cajas de juguetes para una asociación con la que colaboramos. Había quedado con el chico encargado de recoger los juguetes para hablar con él e ir viendo lo que le podía servir. Cuando se iba, le he comentado que lo que menos le podía conseguir era juguetes para adolescentes, pues con la wii, los ordenadores, el... ya nadie tenía juegos de mesa para esas edades. Nos hemos despedido. Cierra la puerta y a los dos minutos llaman al timbre: era una mamá con una caja inmensa de juguetes todos casi nuevos para adolescentes preguntándome si me podían servir, pues sus hijos ya eran mayores y no los usaban...
Curioso ¿no?...”
* “...Estos días ha llegado al colegio mayor un paisano que no conocía, para hacer un curso profesional. Había bajado a la cafetería y pronto me he dado cuenta que no estaba bien. Me dirigí a él para escucharlo y animarlo. Intenté colocarme “en su piel” y ver lo que necesitaría: hemos ido al metro, al supermercado, etc. Al final, con ojos llenos de paz, me ha agradecido mucho, pues estaba ya decidido a regresar a nuestro país. Después lo he encontrado en la Misa.
Agradecí a Jesús Eucaristía este hermano que me había colocado en el camino. Yo que llevaba algunos días sin ver grandes progresos en el estudio, he encontrado nuevo aliento y sabiduría para la investigación doctoral. Lo he experimentado como la venida de su presencia y lo he visto como un regalo de Navidad...”
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* “...de cara a la operación. Durante estas dos semanas en el hospital he tenido presente la palabra "no sabéis el día, ni la hora..." y es verdad que de repente te ves envuelto en situaciones inesperadas y duras (mi compañera de habitación está muy enferma, más joven que yo...). Hemos tenido momentos de poder hablar de la fe (ella decía que era atea), yo pedía la Comunión todos los días... y esto provocaba asombro y/o comentarios diversos a ella, su marido y los familiares que la acompañaban. He tratado de tener un comportamiento cristiano... y cada día fui observando detalles por su parte bonitos: eran ellos los que oían la campanilla del sacerdote que llegaba por el pasillo y salían a avisarle para mí, me llevaba su marido el periódico y me señalaba las hojas de contenidos cristianos que suponía me iban a gustar... y ayer nos encontramos con él y nos pidió que rezáramos por ella y su operación.
En este tiempo de Adviento, trataré de vivir la nueva palabra, preparando el camino... que no siempre es fácil... pero sin perder de vista la palabra ESPERANZA que nos ayuda a confiar y quitar el miedo...”
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* “...todo va volviendo a la normalidad, tengo algo más de tiempo...Es verdad: no sabemos el momento, así que lo mejor es hacerlo siempre lo mejor posible. Me ha recordado el libro de los cuatro acuerdos: 1. sé impecable con tus palabras, 2. no te tomes las cosas personalmente, 3. no hagas suposiciones y 4. Haz siempre lo máximo... siempre lo máximo, es decir, siempre lo mejor que puedas, ya sea doblar una camiseta o hablar con alguien... poner el corazón en todo lo que hagas. No hay cosas pequeñas: todo tiene importancia, si lo hacemos con amor...”
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* “...estaba en el local preparando cajas de juguetes para una asociación con la que colaboramos. Había quedado con el chico encargado de recoger los juguetes para hablar con él e ir viendo lo que le podía servir. Cuando se iba, le he comentado que lo que menos le podía conseguir era juguetes para adolescentes, pues con la wii, los ordenadores, el... ya nadie tenía juegos de mesa para esas edades. Nos hemos despedido. Cierra la puerta y a los dos minutos llaman al timbre: era una mamá con una caja inmensa de juguetes todos casi nuevos para adolescentes preguntándome si me podían servir, pues sus hijos ya eran mayores y no los usaban...
Curioso ¿no?...”
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* “...Llevo una temporadilla en que por causa del "calendario" cuando no tengo una cosilla, tengo otra y esta mañana he ido al dentista, que me ha diagnosticado un quiste en la raíz de tres dientes, nada importante, pero hay que tratarlo y no se sabe si remitirá por las buenas o se tendrá que intervenir. Al llegar a casa y comentarlo, en plan cariñoso me han dicho que soy el "pupas" y yo he contestado que, al contrario, hay que darle gracias a Dios por enviarte estas espinitas bastante soportables en vez de la gran corona de espinas. He recordado al momento la contestación de Jesús a Pedro cuando le dijo que Él era el Mesías, el hijo de Dios vivo: "dichoso tú, porque eso no te la ha revelado... sino mi Padre..." y estoy seguro que mi contestación ha tenido una inspiración parecida...”
