El
objetivo de estas fiestas, que se hacen en distintas zonas de la diócesis con
grupos de parroquias que se aglutinan para ese fin, es fomentar la comunión.
Ésta debe brillar en los hijos de la Iglesia, unidos en Cristo Jesús. No es
bueno que cada parroquia viva independiente de las parroquias vecinas. No es
bueno que la gente de una parroquia no sienta como propias las preocupaciones
ni las alegrías de las parroquias circundantes. El objetivo de las fronteras
parroquiales no es separar, sino distribuir, igual que el Espíritu distribuye
distintos dones y carismas, para que cada uno se ponga con los que reciba al
servicio de los demás.
En la fiesta de la catequesis
se reúnen niños y jóvenes, padres e hijos, catequistas y familias, para
experimentar la fraternidad, la alegría de vivir, la alegría de creer, y sentir
la necesidad de seguir aprendiendo a bucear en ese evangelio que a cada nueva
generación hay que enseñarle desde cero; para sentir, en esos paisajes abiertos
en los que se celebran al aire libre estas fiestas de fin de catequesis, lo que
sienten las ovejas que conocen la voz del Buen Pastor cuando experimentan la
altura, la anchura y la profundidad del amor de Dios y la seguridad de la protección
de Aquel que dio la vida por su rebaño; esto, por no decir: para sentir lo que
sintió Moisés, como diría don Julián, cuando en aquel monte santo vio una zarza
que ardía sin consumirse.
Y hablando del Buen Pastor, su
representante, en comunión con el Obispo de Roma, en la diócesis compostelana,
don Julián, visitó el pasado domingo, 3 de junio, prácticamente por sorpresa,
nuestra fiesta de catequesis, que tuvo lugar en el lugar de Raíña en la
parroquia de Cabrui. Su presencia fue una bendición de Dios.
En
la fiesta se celebra, se canta, se reza, se come y se bebe, se juega y se
descansa. Se da gracias a Dios y se puede sentir lo que será el cielo. En el
cielo la fiesta de la catequesis es permanente, no hay cansancio ni
aburrimiento, no se hace de noche, no llueve, no refresca, no hay que recoger y
volverse a casa. Y además es una muchedumbre inmensa la que se va reuniendo.
Desde luego, estas fiestas, desde que uno las conoce y las disfruta, se da
cuenta de que era una auténtica desgracia no celebrarlas.
En
algunos lugares la reunión incluye la celebración de la Eucaristía. En el caso
de la de Cabrui cada cual celebra el domingo litúrgicamente en su parroquia y
la reunión se celebra por la tarde, desde la hora de la comida.
José Manuel Martínez