Año Jubilar de la Misericordia

28 de agosto de 2012



Arrepentimiento, perdón y curación física y espiritual
Según los psicólogos, el arrepentimiento actúa como medicina y el perdón también puede estimular la curación corporal.
 
 
La fuerza sanadora del perdón no es sólo una cuestión espiritual.
 A esta conclusión han llegado numerosos expertos en litugia.
 Según sus conclusiones, "hay una dimensión terapéutica"
 en el sacramento de la penitencia que hunde sus raíces en el Antiguo
 y el Nuevo Testamento
 y que conecta directamente con el hombre de hoy.

"Es una perspectiva interesante y en sintonía con la sensibilidad
 y la cultura de nuestro tiempo que ve en la salud integral del hombre un valor por
defender" afirma en declaraciones al rotativo italiano "Avvenire"
el arzobispo de Palermo, monseñor Paolo Romeo.


"La salvación que el Señor nos ofrece no debe ser confundida con la salud
 psicosomática, pero, como enseña Jesús en el Evangelio, no la excluye, sino que la
incluye" afirma el padre Pietro Solci.

"Se trata de una perspectiva tradicional en la
teología y en la liturgia de las Iglesias orientales y sensibiliza las Iglesias
protestantes, de gran impacto ecuménico" afirma Solci.

"Responde a la cultura de nuestro tiempo,
 que busca recuperar la unidad de la persona, que ve
la salud como realidad que implica todos los aspectos de la vida humana,
y el pecado como enfermedad, como incapacidad de relacionarse
con uno mismo, con las cosas, con los demás y con Dios".
Arrepentirse para ganar salud
En todo este proceso el arrepentimiento sirve también como
medicina y la reconciliación como curación. "En los últimos decenios ya se ha
hablado de una teología terapéutica", sotiene.
 
"El pecado-afirma Angelo Pasaro, experto en Sagrada Escritura en la Facultad
Teológica de Sicilia- es la distorsión de la libertad, revela la voluntad de
sustraerse a la condición de dependencia de Dios. Y la capacidad del hombre de
reconocer el pecado es obra de Dios. Él, como parte ofendida, da su
misericordia; la alegría del perdón logra que el hombre ya no se encierre en sí
mismo y sea creado nuevamente por la obra del Espíritu", explica.
 
Pero las encuestas más recientes muestran un cierto
 alejamiento del sacraemnto de la Penitencia.
"Lo que resulta problemática hoy es la confesión
 y la concepción misma del pecado", sostiene Giuseppe Sovernigo,
psicólogo y profesor del Insituto de Liturgia Pastoral de Padua.
 
"Son dificultades que se deben al
nacimiento de nuevos problemas morales
 y nuevos modos de enfrentarse a viejas cuestiones morales, junto a la
dificultad de asumir la responabilidad de las elecciones erróneas. Sin embargo,
un acercamiento renovado al sacramento puede ser fértil. Debemos intentar
reconciliar los dos aspectos que antiguamente encerrada el término "salus",
 es decir, salud física y salvación», concluye.