Año Jubilar de la Misericordia

18 de febrero de 2013

¡Muchas gracias, Santidad!

Queridos Diocesanos:
A todos nos ha sorprendido por una parte y admirado por otra, la decisión del Papa Benedicto XVI de renunciar al ministerio pastoral como Sucesor de Pedro el día 28 de este mes, reconociendo en este gesto su grandeza y humildad. En estos casi ocho años de su Pontificado son sin duda muchos los aspectos que podemos resaltar al servicio de la Iglesia universal y de la sociedad. Su cercanía serena, su calidez humana, su finura espiritual, su profundidad intelectual, y su generosa disponibilidad pastoral son los hilos con los que ha ido tejiendo el tapiz de su ministerio en la sede de Pedro.

En su solicitud por todas las Iglesias tuvo con esta Iglesia compostelana un gesto especial. Todos recordamos aquel 6 de noviembre del 2010, Año Santo Compostelano, en que vino a nosotros como Peregrino de la Fe y Testigo de Cristo resucitado, dejándonos un elocuente testimonio con la luz de su palabra y con la bondad de su caridad pastoral, que nos ayudó a redescubrir los valores espirituales y religiosos de nuestra peregrinación hacia Dios, y fortaleció nuestra esperanza en el compromiso cristiano.

El Papa Benedicto XVI ha sabido mirar lejos, ver en profundidad y dar la cara a los problemas desde la fe en medio del espesor cultural y religioso en este momento de nuestra historia. A la hora de pastorear la Iglesia, iluminado por la verdad de Cristo, y llevado por la fuerza del Espíritu, ha confesado la fe con alegría, sencillez y coherencia. Dirá él al recordar su abrazo al Apóstol Santiago, que este gesto es un signo de adhesión a la palabra y a la participación en la misión del Amigo del Señor. Una misión que conlleva la fidelidad al Evangelio que nos transmitieron los Apóstoles, y el compromiso de anunciarlo con la palabra y el testimonio de la vida.

Me alegraría, queridos diocesanos, contar con vosotros en la Eucaristía que celebraremos, el día 23 de este mes a las 12 de mañana en la Catedral, para darle gracias a Dios por el Papa Benedicto XVI, y expresarle también a él de esta forma  nuestra gratitud por su dedicación incondicional y servicio a la Iglesia, pidiendo que el Señor le siga bendiciendo en esta nueva etapa de su vida. Unámonos también en la oración con los señores Cardenales que han de elegir al nuevo Vicario de Cristo y por el que haya de ser elegido para que Dios le conceda en gracia aquello que le pide como misión.
Os saluda con todo afecto y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela