Año Jubilar de la Misericordia

1 de marzo de 2013

En oración por el nuevo Papa

Queridos diocesanos:


El 28 de febrero a partir de las 20 horas, momento en el que Benedicto XVI solía terminar su jornada laboral, la Sede de Pedro ha quedado vacante. Resuenan los ecos del agradecimiento a Dios por su Pontificado y a él por demostrarnos con el ejemplo de su vida que la actitud de servicio es compromiso inherente a nuestra identidad cristiana. Ahora hemos comenzado este período de tiempo en el que todos los diocesanos hemos de acompañar de manera especial con la oración a los Sres. Cardenales a quienes compete la misión de elegir al nuevo Sucesor de Pedro.


La Iglesia ha de mantenerse siempre en oración por el Papa que gobierna la barca de la Iglesia y en la espera del nuevo Vicario de Cristo como en esta circunstancia que estamos viviendo. En estos momentos en que sentimos la orfandad de quien fue constituido Cabeza visible de la Iglesia por su renuncia al ministerio petrino, no podemos olvidar que Cristo, Supremo Pastor de la Iglesia, está con nosotros hasta el final de los tiempos. Con esta confianza seguimos nuestra peregrinación esperando la elección del nuevo Pontífice a quien se le encomienda según la voluntad de Cristo, Fundador de la Iglesia, “confirmarnos en la fe” en medio de los vaivenes a los que nos someten las fuerzas del mal. La Iglesia es la comunidad de quienes se unen al Sucesor de Pedro a la hora de proclamar la fe en Cristo Jesús.


En estos días previos a la elección del nuevo Papa, pido que en la Catedral, en las parroquias, en los Seminarios, en la Comunidades de Vida Consagrada y en otros lugares de culto de la Diócesis se celebre al menos una Eucaristía en algún día de la semana y cuando la liturgia lo permita, con el formulario contemplado en el Misal Romano para elegir un Papa, invitando encarecidamente a los fieles a participar en esa celebración. Con las mismas palabras con que el papa emérito Benedicto XVI pidió en su momento esta actitud orante, así también os exhorto: “En esta hora, sobre todo, roguemos con insistencia al Señor para que nos dé de nuevo un pastor según su corazón, un pastor que nos guíe al conocimiento de Cristo, a su amor, a la verdadera alegría.
Os saluda con afecto y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,
 Arzobispo de Santiago de Compostela