Año Jubilar de la Misericordia

26 de octubre de 2015

CATE-HALLOWEEN, CATE-XAMAÍN, ... ¿Cómo vivirlo cristianamente?

¿CÓMO VIVIR Y CELEBRAR 
LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS? 

Se acerca la fecha del 1 de noviembre y con ella aparece por nuestras calles castañas, calabazas, flores, brujas, esqueletos, tumbas, etc... ¡ES HALLOWEEN!

En pocos años, esta fiesta de importación Norteamericana se ha convertido en la mayor fiesta comercial después de las Navidades. Incluso en muchos centros escolares, desde la escuela primaria a la superior, los profesores organizan la fiesta junto a los alumnos, con juegos, disfraces y dibujos.


Halloween significa “All hallow's eve”, palabra que proviene del inglés antiguo y que significa “víspera de todos los santos”, ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona está eclipsando el estricto sentido religioso tradicional de nuestras tierras para celebrar, en su lugar, la noche del terror, de las brujas y los fantasmas; algo que, por otra parte, en nuestra tierra, es muy familiar.

Y como dice el refrán, “no hay mal que por bien no venga”, parece que esta fiesta ajena totalmente a nuestra cultura, y que se ha ido imponiendo a base de películas y series de televisión desde el otro lado del océano, ha provocado, sin embargo, la recuperación de lo que parece ser es una tradición antiquísima de nuestra tierra gallega: el Xamaín o Samaín.

Xamaín, palabra de etimología gaélica que significa “fin del verano”, hace referencia, por su parte, a una festividad pagana de origen celta en la que la misma noche del 31 de octubre al 1 de noviembre se celebraba el final de la temporada de cosechas y el inicio del “Año Nuevo Celta”, el cual comenzaba con la estación oscura.

Xamaín o halloween, ¡qué más da! La cuestión es que estas dos nuevas fiestas sociales están ayudando –o deberían hacerlo– a que los herederos de la cultura occidental de raíces cristianas –sobre todo los que nos confesamos cristianos– tomemos cada vez más consciencia de la importancia de la solemnidad de todos los santos, tantas veces eclipsada en nuestra tierra por la conmemoración de los fieles difuntos que celebramos al día siguiente.

Nuestra fe confiesa que Dios es el Dios que ha dado la vida a todo cuanto existe (Gn 1-2, 4); el Dios de los vivos, no de los muertos, porque para Dios todos están vivos (Lc 20, 38); el Dios que es capaz de dar incluso la vida a los muertos: a su amigo Lázaro, a la hija de Jairo, al hijo de la viuda de Naím (Jn 11; Mc 5, 21-43; Lc 7, 11-17). Y, sobre todo, nuestra fe confiesa que con Cristo, por medio de su resurrección, la muerte y el mal han sido vencidos para siempre, y al hombre se le ha abierto la posibilidad de la vida sin fin. Esta es nuestra tradición más secular y arraigada; y los santos que recordaremos el día 1 de noviembre, y que no han dejado de multiplicarse con el paso de los siglos en nuestra geografía española y europea, son la prueba más patente de ello. ¡Por eso los celebramos!

Por otro lado, los tiempos que corremos ya son lo suficientemente trágicos como para también celebrar y festejar la muerte, las sombras y las tinieblas, el dolor, la tragedia, etc. La actual situación social, cultural y económica está pidiendo esperanza, horizonte, futuro; en definitiva: ¡vida!

Los mismos valores y la misma vida que hace dos milenios la fe cristiana diseminaba por todo el continente europeo, trayendo consigo el progreso y el desarrollo que siempre nos han caracterizado.

Por todo ello creemos que estas nuevas costumbres sociales de halloween y el xamaín no deberían dejar de lado nuestra multisecular tradición, empañando el hermoso sentido de la fiesta de todos los santos: la belleza de la Santidad cristiana, a la que todos estamos llamados, y la cual nos abre un horizonte de esperanza en un tiempo en el que, cada vez más, parece que la vida de calidad se ha convertido en un lujo para unos pocos. Frente a ello, la santidad de los santos que recordamos, nos habla de la vida plena y feliz, así en la tierra como en el cielo.

Compartimos con vosotros algunos materiales que pueden ayudarnos a sacerdotes, padres y catequistas en nuestras tareas catequéticas y educativas para avivar la alegría de pertenecer a un pueblo vivo y de vivos, de santos. Haz click sobre cada categoría: