Queridos catequistas, no perdamos la oportunidad de hablar y a dar a conocer la riqueza de la fe de nuestros santos, ellos son parte del álbum de fotos de la familia de los hijos de Dios, de nuestra propia familia
A punto de concluirse el Año de la Fe, proclamado por el papa emérito Benedicto XVI el 11 de octubre de 2012, este domingo, en la ciudad de Tarragona, se celebraba la ceremonia en la que se beatificarán 522 mártires del siglo XX en España, de entre los cuales tres son nativos de nuestra Diócesis. En ella se calculan que participaron 25.000 peregrinos venidos de toda España, entre los que estuvieron presentes en torno a 4.000 parientes de los mártires, un centenar de obispos de todo el mundo, así como 1.400 sacerdotes.
Para la Iglesia, desde
siempre, el
martirio se ha asociado al surgimiento de nuevos cristianos, porque su sangre derramada
por Cristo se convertía en “semilla de nuevos cristianos”; es decir, se volvía un
estímulo para que surgiese la fe en aquéllos que habían testimoniado o conocido
el hecho. De este modo, el martirio se convierte así en una de las formas más
poderosas de transmitir, comunicar o contagiar la fe.
Consecuentemente, en
nuestra situación actual de nueva evangelización, y debido a este paradójico hecho
de que la muerte de algunos ayuda a que la nueva vida de la fe surja en otros, los
mártires y los santos, en general, pueden ser considerados evangelizadores de la nueva
evangelización. Porque los mártires encarnaron
con su muerte la vida que viene del Evangelio ellos nos evangelizan y
fortalecen nuestra fe.
Al inicio de las
catequesis y catecismos en nuestras parroquias, no estaría de más atender a este
hecho. Sería interesante que durante todo este año retomásemos con interés la Historia
sagrada de los personajes bíblicos, así como la de los grandes santos de ayer y
también de hoy. Todos ellos forman parte de la “historia de nuestra fe”, como
nos recordaba Benedicto XVI en la carta con la que convocaba el año de la fe, Porta fidei (La puerta de la fe): “por
la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del
Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar al mayor don
del amor con el perdón de sus perseguidores” (n. 13f).
La catequesis, que
educa a la fe en todas sus dimensiones y facetas, también ha de tener en cuenta
la historia bimilenaria que la fe cristiana posee. Atendiendo, además, al hecho
de que a los niños, adolescentes y jóvenes les resulta más atrayentes los
personajes que las ideas, entonces la vida de los santos, expuesta con un
lenguaje narrativo, se convierte en nuestro actual contexto en un instrumento
muy útil para exponer la fe a las nuevas generaciones; incluso en el caso de
aquéllos contenidos de la fe que resulten especialmente complicados y
abstractos.