Año Jubilar de la Misericordia

14 de octubre de 2013

Evangelizar nuestras catequesis con la vida de los mártires y de los santos



Queridos catequistas, no perdamos la oportunidad de hablar y a dar a conocer la riqueza de la fe de nuestros santos, ellos son parte del álbum de fotos de la familia de los hijos de Dios, de nuestra propia familia
 
A punto de concluirse el Año de la Fe, proclamado por el papa emérito Benedicto XVI el 11 de octubre de 2012, este domingo, en la ciudad de Tarragona, se celebraba la ceremonia en la que se beatificarán 522 mártires del siglo XX en España, de entre los cuales tres son nativos de nuestra Diócesis. En ella se calculan que participaron 25.000 peregrinos venidos de toda España, entre los que estuvieron presentes en torno a 4.000 parientes de los mártires, un centenar de obispos de todo el mundo, así como 1.400 sacerdotes.

Para la Iglesia, desde siempre, el martirio se ha asociado al surgimiento de nuevos cristianos, porque su sangre derramada por Cristo se convertía en “semilla de nuevos cristianos”; es decir, se volvía un estímulo para que surgiese la fe en aquéllos que habían testimoniado o conocido el hecho. De este modo, el martirio se convierte así en una de las formas más poderosas de transmitir, comunicar o contagiar la fe. 

Consecuentemente, en nuestra situación actual de nueva evangelización, y debido a este paradójico hecho de que la muerte de algunos ayuda a que la nueva vida de la fe surja en otros, los mártires y los santos, en general, pueden ser considerados evangelizadores de la nueva evangelización. Porque los mártires encarnaron con su muerte la vida que viene del Evangelio ellos nos evangelizan y fortalecen nuestra fe.

Al inicio de las catequesis y catecismos en nuestras parroquias, no estaría de más atender a este hecho. Sería interesante que durante todo este año retomásemos con interés la Historia sagrada de los personajes bíblicos, así como la de los grandes santos de ayer y también de hoy. Todos ellos forman parte de la “historia de nuestra fe”, como nos recordaba Benedicto XVI en la carta con la que convocaba el año de la fe, Porta fidei (La puerta de la fe): “por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar al mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores” (n. 13f).

La catequesis, que educa a la fe en todas sus dimensiones y facetas, también ha de tener en cuenta la historia bimilenaria que la fe cristiana posee. Atendiendo, además, al hecho de que a los niños, adolescentes y jóvenes les resulta más atrayentes los personajes que las ideas, entonces la vida de los santos, expuesta con un lenguaje narrativo, se convierte en nuestro actual contexto en un instrumento muy útil para exponer la fe a las nuevas generaciones; incluso en el caso de aquéllos contenidos de la fe que resulten especialmente complicados y abstractos.