En la tarde-noche de ayer, casi medio centenar de catequistas de siete de las parroquias del Arciprestazgo de Postmarcos de Arriba (Noia, Santa Cristina, Roo, Boa, Miñortos, Nebra e Porto do Son), se reunían en Noia para una nueva sesión de formación. El tema abordado en esta ocasión, continuación de la anterior sesión, fue el de las finalidades y las tareas específicas que la familia, los catequistas y la enseñanza religiosa realizan en relación a la educación de la fe.
El tema lo motiva la actual situación pastoral y catequética en la que se encuentra la Iglesia, denominada de nueva evangelización. Ésta exige conocer bien cuál es la finalidad común de estos tres grandes pilares de la transmisión de la fe, y cuáles, por otra parte, son las tareas específicas de cada uno de ellos, de modo que se pueda alcanzar así una mayor coordinación de cara a una más efectiva educación de la fe.
Tras la oración inicial y la exposición del tema, que corrió a cargo de del Vicario de Enseñanza, D. Luis Otero, y el Director del Secretariado de catequesis, Miguel López, hubo un tiempo de reflexión y diálogo en común con los catequistas, entre los que se encontraban también madres y padres de familia así como profesores de religión. La constatación de las compartidas dificultades con las que se encuentran a la hora de realizar sus respectivas tareas para la educación de niños, adolescentes y jóvenes, no fue óbice para que aflorase el fuerte optimismo y entusiasmo de los catequistas. D. Luis invitaba a esta esperanza recordando, por un lado, que es el Espíritu Santo el que actúa a través de nosotros y nos va enseñando lo que tenemos que decir y hacer; y, por otro lado, invitando a no mirar al “número”, porque éste nunca es representativo en la vida de la fe.
El encuentro se cerraba con la convicción, que se volvió canto, de que “juntos como hermanos, miembros de una Iglesia, vamos caminando, al encuentro del Señor. Unidos al rezar, unidos en una canción, viviremos nuestra fe, con la ayuda del Señor”. Y juntos como hermanos, dirigiendo nuestra oración al que es “Padre nuestro” se terminó rezando por las familias, que en estos momentos tienen que hacer frente a muchas dificultades, así como por los profesores y catequistas que comparten la fascinante tarea de educar en la fe a niños, adolescentes y jóvenes. Finalmente y, como es tradicional en muchas de nuestras escuelas de catequistas, hubo tiempo para compartir, juntos, la mesa que, por la generosidad de los párrocos D. José y D. Ramón, se encontraba llena de apetitosas viandas.
Miguel López Varela
Delegado Pastoral de Catequesis