En la tarde-noche del pasado viernes 23 de mayo catequistas de siete de las parroquias del Arciprestazgo de Postmarcos de Arriba (Noia, Santa Cristina, Roo, Boa, Miñortos, Nebra e Porto do Son), se reunían en Noia para la clausura de la Escuela de catequistas.
Durante todo el año los numerosos catequistas y profesores de religión asistentes fueron estudiando y reflexionando en torno al documento de la Conferencia Episcopal Española, Orientaciones pastorales para la coordinación de la familia, la parroquia y la escuela en la transmisión de la fe (25 de febrero de 2013). Entre otros, los temas específicos tocados fueron la actual situación de la familia, la catequesis y la escuela; las finalidades específicas de cada una de ellas en relación a la tarea común de la transmisión y educación de la fe; la necesidad de la coordinación educativa entre las mismas y, finalmente, en esta última sesión, la figura del educador cristiano.
En relación a la última de las temáticas, el Delegado de Catequesis, Miguel López, tomando las palabras del Papa Francisco en su exhortación sobre la evangelización, Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio, n. 24), definía la figura del educador cristiano adecuado a esta "nueva etapa evangelizadora" como aquél que es capaz de “primerear”, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar.
La temática tratada la motiva la actual situación pastoral y catequética en la que se encuentra la Iglesia, denominada de nueva evangelización. Ésta exige conocer bien cuál es la finalidad común de estos tres grandes pilares de la transmisión de la fe, y cuáles, por otra parte, son las tareas específicas de cada uno de ellos, de modo que se pueda alcanzar así una mayor coordinación de cara a una más efectiva educación de la fe.
Esta temática será abordada a nivel diocesana en el Encuentro Pastoral Diocesano del próximo día 7 de junio, donde familias, los profesores de religión, los catequistas y los moderadores y secretarios de los grupos de reflexión sinodal están invitados a reflexionar sobre la necesidad de educar juntos en la fe y buscar modos de coordinación adecuados para ello.
Se clausuraba el encuentro de catequistas en Noia festejando el año catequético con un ágape fraterno en el que la alegría y la ilusión, así como la satisfacción fueron las notas dominantes.
Durante todo el año los numerosos catequistas y profesores de religión asistentes fueron estudiando y reflexionando en torno al documento de la Conferencia Episcopal Española, Orientaciones pastorales para la coordinación de la familia, la parroquia y la escuela en la transmisión de la fe (25 de febrero de 2013). Entre otros, los temas específicos tocados fueron la actual situación de la familia, la catequesis y la escuela; las finalidades específicas de cada una de ellas en relación a la tarea común de la transmisión y educación de la fe; la necesidad de la coordinación educativa entre las mismas y, finalmente, en esta última sesión, la figura del educador cristiano.
En relación a la última de las temáticas, el Delegado de Catequesis, Miguel López, tomando las palabras del Papa Francisco en su exhortación sobre la evangelización, Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio, n. 24), definía la figura del educador cristiano adecuado a esta "nueva etapa evangelizadora" como aquél que es capaz de “primerear”, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar.
La temática tratada la motiva la actual situación pastoral y catequética en la que se encuentra la Iglesia, denominada de nueva evangelización. Ésta exige conocer bien cuál es la finalidad común de estos tres grandes pilares de la transmisión de la fe, y cuáles, por otra parte, son las tareas específicas de cada uno de ellos, de modo que se pueda alcanzar así una mayor coordinación de cara a una más efectiva educación de la fe.
Esta temática será abordada a nivel diocesana en el Encuentro Pastoral Diocesano del próximo día 7 de junio, donde familias, los profesores de religión, los catequistas y los moderadores y secretarios de los grupos de reflexión sinodal están invitados a reflexionar sobre la necesidad de educar juntos en la fe y buscar modos de coordinación adecuados para ello.
Se clausuraba el encuentro de catequistas en Noia festejando el año catequético con un ágape fraterno en el que la alegría y la ilusión, así como la satisfacción fueron las notas dominantes.