Los padres que participaron en el II Encuentro Diocesano de Niños, también tuvieron su propio taller por la mañana con el delegado de Catequesis, Miguel Varela, y con Pedro y Marian, un matrimonio de nuestra Diócesis. Siguiendo el lema de la convocatoria "¿Naranjas o limones? Por sus frutos los conoceréis", se fueron abordando las "dulces" oportunidades que la familia ofrece para la transmisión y educación de la fe; así como los "ácidos" limones de toda la problemática con la que la familia se encuentra a la hora de realizar esta dulce tarea.
Marian y Pedro compartieron el testimonio de su vida como esposos y padres cristianos, señalando cuáles habían sido esos momentos ácidos y dulces, y cómo la fe les había ayudado en el camino de su vida. A continuación, se invitó a que los padres y madres asistentes identificasen esas "naranjas" y "limones" de su vida, colocando un pósit naranja o amarillo sobre un largo cartel extendido en el suelo, que significaba el camino de la vida de cada uno.
Tras un tiempo de café animado y distendido, y reunidos en pequeños grupos, se reflexionaba después sobre lo que la fe aporta a nuestras vidas y, por lo tanto, podría aportar a la vida de los hijos. La reflexión sobre estos frutos de la fe fue muy enriquecedora, tal y como se pudo comprobar en la puesta en común.
El encuentro terminaba con un gesto simbólico en el que se invitó a todos los padres a colocar la luz de la fe, representada en una pequeña vela, sobre sus "limones".
Los "limones" nunca dejarán de ser limones ni ácidos, como tampoco la fe va a evitar que en la vida recibamos "limonazos", o que éstos sean menos "ácidos" para los cristianos. Pero, con la fe, los limones se hacen más dulces y saben más a "naranjas".