La
parábola de los jornaleros de la viña o de la recompensa igual para un trabajo
desigual, que leemos en el Evangelio, nos habla, en resumidas cuentas, de la
grandeza del corazón de Dios, que se parece a aquel propietario de una viña que
se compadece de los obreros sin trabajo y paga por igual a los últimos y a los
primeros. Y es que, a decir del profeta, los pensamientos de Dios no son como
los del hombre, ni sus caminos son los nuestros. El tiene un corazón mucho
mayor que el nuestro. Pablo, por su parte, nos viene a decir lo que debiera ser
para nosotros lo único importante: “Para mí, la vida es Cristo”. Todo lo demás,
el dinero, el trabajo, el poder, las cosas… son meramente accidentales.
Amigos,
dejémonos cambiar el corazón por la Palabra de Dios.
A continuación dejamos una serie de enlaces con algunos recursos para este domingo XXV del Tiempo Ordinario.
Imágenes
Dibujos para pintar
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Vídeos
En principio era para un trabajo del instituto, pero como les resultó gracioso, decidieron compartirlo…
Homilías, comentarios y artículos
Cristo necesita tus manos, tu inteligencia, tu servicio, para hacer algo por los demás.
Comentario de Luis Alemán
Homilía
Homilía 2
Dos homilías
Tres homilías
Homilía del Padre Manuel Benito Fernández