Hacer
que la iniciación cristiana sea, antes que una mera catequesis de transmisión
de contenidos, un acontecimiento que propicie el encuentro personal con Cristo
fue la clave sobre la que giró la conferencia pronunciada este martes por el
profesor Andrés López Calvo, doctor en Teología Catequética, en el curso que
organiza en Santiago el Instituto Superior Compostelano de Ciencias Religiosas
(ISCCR). En su intervención, titulada “La iniciación cristiana ante el reto de
la Nueva Evangelización”, Andrés López Calvo dijo que es esencial hacer
descubrir a los jóvenes la profundidad y belleza de la experiencia religiosa.
López Calvo indicó que la fe es un tesoro que hoy necesitada ser interiorizada,
personalizada, pasada por el corazón. A su juicio, los creyentes han de ser
“más testigos y menos repetidores”.
El
profesor de Teología Catequética señaló que el paradigma de la catequesis en
este momento histórico tiene que articular cuatro características: ser catequesis
de propuestas, ser catequesis más litúrgica, ser catequesis iniciática y
presentar orgánicamente el misterio cristiano. La catequesis, aseguró, “debe
consistir, no tanto o no solo, en la transmisión de un bagaje de conocimientos,
sino en favorecer la comunicación con Jesucristo; su finalidad definitiva es
poner a la persona no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con
Jesucristo”.
López
Calvo recordó, en este sentido, que la catequesis de iniciación debería ser
toda aquella actividad dialogada y organizada pedagógicamente, que tiene como
objetivo ayudar a las personas y comunidades a apropiarse de la fe y vivirla en
sus diferentes dimensiones.
El
conferenciante apostó por aprovechar las catequesis de preparación matrimonial
de los padres para iniciar este proceso de transmisión de la fe, ya que la
familia sigue siendo fundamental para el aprendizaje vivido de la fe, bajo la
dimensión del acompañamiento y el propio testimonio. Para López Calvo, la
catequesis de iniciación debe apoyarse, además, en una pedagogía de contagio,
de inmersión en el testimonio, por lo que la formación de los catequistas
“deberá ser ante todo transformación”.