Año Jubilar de la Misericordia

22 de octubre de 2015

La familia: donde la catequesis se hace doméstica

En un par de días finalizará el Sínodo Extraordinario de la Familia, que se desarrolló en el Vaticano durante los días del 4 al 25 de octubre 2015, y cuyo lema es: "La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo". ¡Todo un acontecimiento e gracia para la Iglesia y el mundo! Por eso es bueno que, aprovechando la circunstancia, también reflexionemos sobre la vocación y la misión de la familia en la catequesis. 

La familia ha sido definida como una "Iglesia doméstica", lo cual significa que en cada familia cristiana deben reflejarse los diversos aspectos o funciones de la vida de la Iglesia entera: misión, catequesis, testimonio, oración... La familia, en efecto, al igual que la Iglesia, es un espacio donde el Evangelio es transmitido, vivido, celebrado y hecho catequesis. Fijaos que importante es la familia en este sentido que, recientemente, el papa Francisco llamaba a la Iglesia "familia cristiana".

La familia como "lugar" de catequesis tiene un carácter único: transmite el Evangelio enraizándolo en el contexto de profundos valores humanos. Por eso, sobre esta base humana, resulta más honda la iniciación en la vida cristiana: el despertar al sentido de Dios, los primeros pasos en la oración, la educación de la conciencia moral y la formación en el sentido cristiano del amor humano. Se trata, en definitiva, de una educación cristiana más testimonial que doctrinal, más ocasional que sistemática, más permanente y cotidiana que estructurada en períodos.

En esta catequesis familiar, como se ha insistido también en el Sínodo, resulta siempre muy importante la aportación de los abuelos. Su sabiduría y su sentido religioso son, muchas veces, decisivos para favorecer un clima verdaderamente cristiano en nuestras familias, así como para el despertar y maduración de la vida religiosa de las nuevas generaciones.