Año Jubilar de la Misericordia

4 de noviembre de 2015

Entrevista a Álvaro Ginel, director de la Revista "Catequistas"

Compartimos con vosotros, queridos catequistas, las palabras de un viejo y querido conocido en nuestra Diócesis: Álvaro Ginel. Lo han entrevistado recientemente en un portal digital de nuestro país, Religión digital. Que disfrutéis tanto como en su último encuentro en la Diócesis de Santiago.

(Jesús Bastante).- Ser, saber y saber hacer, son las tres dimensiones en las que se tiene que centrar el catequista. Es el lema de "Catequistas", para hablar de ello nos acompaña Álvaro Ginel, salesiano y director de esta revista. "Estamos muy acostumbrados a que nos digan lo que tenemos que hacer. Yo creo que hay que cambiar las cosas. Adaptar a nuestra realidad las orientaciones generales de la Iglesia", subraya en esta entrevista.

Álvaro, la catequesis también es una forma de educación, uno de los ejes de don Bosco y de la Congregación.

Claro, don Bosco dice que la Congregación nació con la catequesis del Ave María, para nosotros, la catequesis es algo que está dentro de nuestro carisma, de nuestro ser.

A veces pensamos que la catequesis es lo que hacen los niños antes de recibir la primera comunión. ¿Qué es exactamente?

No es lo más importante de la Iglesia, pero está en todo. Está en la celebración de los sacramentos, en la predicación, y ahora es uno de los conceptos que está más en revisión. En dónde situarla.

Hay que hacerlo dentro del proceso de la evangelización, y esto va a ser difícil de entender.

Mientras no la situemos bien, la formación de los catequistas también tendrá lagunas.
 
O seguirá siendo la tradicional, que es la que el papa Pío X dio al principio del siglo XX, centrada en los niños para que se preparen para la primera comunión y la confesión.

Estos son sus orígenes, pero la sociedad ha cambiado mucho. Lo que intentamos con la revista, que es una revista para la formación de los catequistas, es ir sembrando las tres dimensiones en las cuales tiene que centrarse el catequista

Ser persona, ser creyente, es decir, hacer resonar en otro lo que hay en mí.
Y saber hacer, porque es muy importante cómo nos situamos ante el otro.
La catequesis no ha de ser meramente receptiva, sino de intercambio.