APERTURA DEL AÑO DE LA MISERICORDIA
Hoy a las 9:30 de la mañana el Papa Francisco celebró la Eucaristía de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción y con ella dio inicio el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, abriendo la Puesta Santa.
Presentamos enseguida algunas palabras que el Papa Francisco ha dicho en la homilía.
La Virgen María es llamada en primer lugar a regocijarse por todo lo que el Señor ha hecho en ella. La gracia de Dios la ha envuelto, haciéndola digna de convertirse en madre de Cristo. Cuándo Gabriel entra en su casa, también el misterio más profundo, que va más allá de cada capacidad de la razón, se vuelve por ella motivo de alegría, motivo de fe, motivo de abandono a la palabra que le es revelada. La plenitud de la gracia es capaz de transformar el corazón, y lo hace capaz de cumplir un acto tan grande que cambia la historia de la humanidad.
Hoy a las 9:30 de la mañana el Papa Francisco celebró la Eucaristía de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción y con ella dio inicio el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, abriendo la Puesta Santa.
Presentamos enseguida algunas palabras que el Papa Francisco ha dicho en la homilía.
La Virgen María es llamada en primer lugar a regocijarse por todo lo que el Señor ha hecho en ella. La gracia de Dios la ha envuelto, haciéndola digna de convertirse en madre de Cristo. Cuándo Gabriel entra en su casa, también el misterio más profundo, que va más allá de cada capacidad de la razón, se vuelve por ella motivo de alegría, motivo de fe, motivo de abandono a la palabra que le es revelada. La plenitud de la gracia es capaz de transformar el corazón, y lo hace capaz de cumplir un acto tan grande que cambia la historia de la humanidad.
La fiesta de la inmaculada Concepción
expresa el tamaño del amor de Dios. No sólo es Aquel perdona el pecado, sino que en María llega hasta prevenir la culpa originaria, que cada hombre lleva
consigo entrando en este mundo. Es el amor de Dios que previene, que adelanta y
que salva. El principio de la historia de pecado en el jardín del edén se
soluciona en el proyecto de un amor que salva. Las palabras del Génesis
reconducen a la experiencia cotidiana que descubrimos en nuestra existencia
personal. Siempre existe la tentación de la desobediencia, que se expresa en
querer planear independientemente nuestra vida de la voluntad de Dios. Y este
la enemistad que atenta continuamente la vida de los hombres para contraponerlos
al proyecto de Dios. Sin embargo, también la historia del pecado sólo es
comprensible a la luz del amor que perdona. El pecado se comprende solamente
bajo esta luz. Si todo quedara relegado al pecado seríamos los más desesperados
entre las criaturas, mientras que la promesa de la victoria del amor de Cristo
encierra todo en la misericordia del Padre. La palabra de Dios que hemos
escuchado no deja dudas acerca de esto.
Este Año Extraordinario también es ello
don de la gracia. Entrar por la Puerta significa descubrir la profundidad de
la misericordia del Padre que todos acoge y a cada uno va personalmente al encuentro. ¡Es él el que nos busca! ¡El que viene al encuentro! Será un Año en para crecer en la convicción de la misericordia. Cuánto error atribuido a Dios y a su gracia cuando se afirma ante todo que los pecados son castigados
por su juicio, sin anteponer en su lugar el que somos perdonados por su misericordia, Si,
es justo así. Tenemos que anteponer la misericordia al juicio, y en todo caso
el juicio de Dios siempre estará en la luz de su misericordia. Atravesar la
Puerta Santa, pues, nos haga sentir partícipes de este misterio de amor, de
ternura. Abandonamos cada forma de miedo y temor, porque no corresponde a quien
es amado; vivamos, más bien, la alegría del encuentro con la gracia que todo
transforma.