“Ayudando a Jesús a manifestar el rostro misericordioso del Padre”
En este año de la Misericordia,
dedicaremos una sección a profundizar
las obras de misericordia, tanto las conocidas tradicionalmente como aquellas
otras que podemos realizar abriendo el corazón a cuantos viven en las más
contradictorias periferias existenciales, como dice el Papa Francisco.
Iremos conociendo y profundizando una
a una, iniciando por una introducción y por las obras de misericordia ya conocidas.
En cada una de ellas te daremos pistas
para trabajarlas con los niños y algunas sugerencias para la puesta en práctica
en la vida ordinaria.
Primera catequesis
1.
Las obras de misericordia
Las obras de misericordia son acciones realizadas con
amor mediante las cuales ayudamos a
nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58, 6-7: Hb
13, 3).
Si partimos de la definición etimológica de
misericordia que es la unión de dos términos latinos miserere (que significa
tener piedad) y cor, cordis (corazón)
Por lo tanto las obras de misericordia,
tienen que ver con el corazón del hombre y con su capacidad de amar sobre todo
de quien se encuentra necesitado.
Las obras de misericordia son 14 y se dividen en 7
Espirituales y 7 Corporales.
7 Obras de Misericordia Corporales
Las obras de misericordia corporales consisten
especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene,
vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los
muertos (cf Mt 25, 31-46). Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres (cf
Tb 4,5-11; Si 17, 22) es uno de los principales testimonios de la caridad
fraterna: es también una práctica de justicia que agrada a Dios (cf Mt 6, 2-4).
Las 7 Obras de Misericordia Espirituales
Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras de
misericordia espirituales, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia.
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