Año Jubilar de la Misericordia

7 de febrero de 2014

Manos Unidas. Campaña contra el hambre 2014

Un mundo nuevo, proyecto común


Durante este año, llevaremos a cabo la Campaña LV bajo el lema “Un mundo nuevo, proyecto común”, centrada en el octavo Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) propuesto por Naciones Unidas. En él se hace hincapié en la necesidad de fomentar una alianza mundial por el desarrollo. Esta alianza es imprescindible si se quiere avanzar en la lucha contra la pobreza, y necesita de la implicación de los países desarrollados y de los que están en desarrollo. Por eso, tanto la propuesta de Manos Unidas en favor de un proyecto común por un mundo nuevo, como la iniciativa de la comunidad internacional sobre los Objetivos del Milenio, coinciden en la necesidad de establecer relaciones que reconozcan la fraternidad universal entre todos los pueblos del planeta, como condición necesaria para un desarrollo verdaderamente humano.


La fraternidad debe concretarse, de forma práctica, en iniciativas políticas y económicas que hagan efectivas las mejores condiciones de vida para todos los seres humanos. En este sentido, los ODM tratan de dar respuesta a situaciones en las que los derechos humanos no se reconocen, no se pueden ejercer o son directamente vulnerados. Están definidos en unas metas que deberían alcanzarse en el año 2015. Su base es una alianza mundial que exige la responsabilidad y el compromiso de todas las partes implicadas. Por un lado, de los países en desarrollo, que deben mejorar la gobernabilidad y el respeto a los derechos humanos; aumentar su inversión en infraestructuras y en servicios básicos como la salud o la educación; ayudar a los pequeños agricultores, a fin de garantizar la seguridad alimentaria; y fomentar un medio ambiente más sostenible. Y, por otro, exige el compromiso de los países desarrollados, que deben apoyar esos esfuerzos mediante el aumento de la ayuda oficial al desarrollo, el alivio de la deuda externa, la mejora de las reglas de comercio internacional, haciéndolo más justo y equitativo, y el acceso a medicamentos esenciales y la tecnología.

La Doctrina Social de la Iglesia fundamenta nuestro trabajo. Recordamos las palabras de Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate: “el desarrollo de los pueblos depende, sobre todo, de que se reconozcan como parte de una sola familia, que colabora con verdadera comunión y está integrada por seres que no viven simplemente uno junto al otro”. Dicho de otra manera, reforzar el vínculo de comunión entre todas las personas está en la base de un desarrollo que responda a las exigencias de la dignidad humana.
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