Año Jubilar de la Misericordia

2 de junio de 2014

Fiesta del Catecismo en La Curota de las parroquias de Postmarcos de Abaixo

El día acompañó desde la primera hora de la mañana y todo apuntaba a que iba a ser una jornada increíble de fiesta.
Éste era el mejor modo de concluir ayer, domingo 1 de junio, como cada año durante los últimos trece, otro curso catequético por parte de algunas de las parroquias del Arciprestazgo de Postmarcos de Abaixo: A Pobra do Caramiñal, Palmeira, Ribeira, Castiñeiras, Carreira, Boiro, Oleiros y Aguiño. Lo hacíamos para dar tantas gracias a Dios por un año lleno de frutos y alegrías: por la grandeza de poder colaborar como familias y catequistas en la educación de la fe de las nuevas generaciones.

Comenzábamos a la una y media con la celebración al aire libre de la Eucaristía. Estuvo preparada por todas las parroquias y presidida por Miguel López, el Delegado de catequesis de la Diócesis, aunque la bendición final la recibimos de manos de todos nuestros párrocos asistentes.

Si ya de por sí la Misa es siempre una acción de gracias a Dios por todo lo que nos ha dado, sobre todo en Jesús, la de ayer, en todas sus palabras, gestos, símbolos y canciones, lo fue de manera especial: había muchas cosas que agradecer después de todo un año de catequesis.









A continuación y, una vez se hubo constituido la selecta mesa de jueces, se celebraba el XIIIº concurso de la tortilla, en el que no resultó fácil seleccionar la mejor tortilla de la catequesis. Acto seguido, como al más puro estilo de romería, la gente se diseminó por el campo, buscando las mejores sombras, para comer y disfrutar de una sobremesa campestre muy familiar y llena de alegría.

Ya por la tarde, a partir de las cuatro y media y, durante varias horas, comenzaba el momento de los juegos y actuaciones. Por otro lado, por el escenario fueron pasando niños, catequistas y papás que hicieron las mejores de sus galas e interpretaciones: cantando, imitando personajes, haciendo nos reír con sus chistes, con los juegos, con las canciones, …






La gran novedad de este año ha sido que, rompiendo la tónica de los últimos, por fin los chicos ganaban la también clásica competición de la cuerda. Al igual que en la catequesis, ¡en la unión está la fuerza! 



Y como en toda fiesta y romería, tampoco faltó el sonido folclórico gallego del grupo de gaitas, tambores y panderetas que nos acompañaron e hicieron gala de sus mejores dotes, tanto en la Eucaristía como en la tarde durante los juegos.


Ya al final de la tarde y antes de despedirnos, concluíamos la jornada escenificando una explicación del Padre Nuestro y rezándolo juntos.

¡Feliz verano para todos y nos vemos para el próximo curso catequético, si Dios lo quiere! Ojalá que lo mucho aprendido y vivido durante todo este año pasado, lejos de olvidarlo, tengamos la oportunidad de ponerlo en marcha este verano, en la casa, en la playa, de viaje, …