Año Jubilar de la Misericordia

30 de agosto de 2014

3 de septiembre: SAN GREGORIO MAGNO


San Gregorio Magno nació en Roma el año 540, de noble familia. Nació en un momento límite, cuando la caída de Roma se acentuaba y empezaba una nueva época. Es el último de los grandes Padres de Occidente –junto con San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo-. Sus obras serían el primer alimento espiritual de la Edad Media, hasta San Bernardo, Santo Tomás y Santa Teresa de Jesús.

En el monte Celio estaba el palacio familiar. Allí recibió Gregorio la primera educación, hondamente cristiana, de parte de sus padres, Gordiano y Silvia. Ellos y sus tías Társila y Emiliana, están en el catálogo de los santos.

Gregorio se preparó muy bien en derecho, al que desde Justiniano se daba gran importancia. Más tarde fue nombrado prefecto de la ciudad. Italia había sido arrasada por las invasiones de los lombardos, por lo que Roma estaba en ruinas. En un tiempo en el que desaparecen los cónsules, Gregorio será llamado Cónsul de Dios.

Por aquel entonces, fue cuando se encontró con dos benedictinos que procedían de Montecassino. Éstos habían conocido a San Benito; de sus labios tomó los relatos llenos de candor que luego recogió en sus deliciosos e ingenuos Diálogos. ¿Qué camino tomar?, se preguntaba el Santo. Así lo escribía a su íntimo amigo San Leandro de Sevilla, en tales tonos de cordial amistad que son difíciles de superar. Por fin se decidió. Convirtió en monasterio su palacio del monte Celio y empezó allí su vida monacal.

Estudió intensamente la Sagrada Escritura y la vida de los monjes de Occidente. Se distinguió por su austeridad de vida y por la intensidad de su oración. Por eso es llamado doctor de la contemplación, pues fue modelo en ascética y en mística.

Benedicto I lo envió como nuncio a Constantinopla, donde pasó ocho años. De vuelta en Roma, el desbordamiento del Tíber produjo muchas calamidades: hambre y peste sobre todo. Una de las víctimas de la peste fue Pelagio II. Reunidos el clero, el senado y el pueblo, eligieron Papa al diácono Gregorio. Le costó mucho dejar su soledad, pero aceptó.

Era el primer Papa monje, estilo que introdujo en la espiritualidad y liturgia de su pontificado. Publicó “la Regla Pastoral”, que fue el código de los obispos durante la Edad Media.

Una de sus grandes obras fue la conversión de Inglaterra, por el envio de monjes, capitaneados por Agustín de Cantorbery.

Renovó el culto y la liturgia con el famoso “Sacramentario”. Dio al pontificado un gran prestigio, como San León Magno. Renovó la práctica de las estaciones cuaresmales en las iglesias romanas, para las que compuso Cuarenta homilías sobre los Evangelios. Fomentó las buenas obras, la piedad, el culto de las reliquias, las devociones populares.

A continuación dejamos una serie de enlaces con recursos sobre San Gregorio Magno: