En
el evangelio de hoy se recuerda el episodio de “la multiplicación de los panes”.
Es un relato que nos lleva a anticipar el misterio de la Eucaristía, por el que
Jesús se nos entrega como alimento para el camino.
Aceptando
los cinco panes y los dos peces que tienen los discípulos, Jesús los parte y
los reparte para que los discípulos los distribuyan entre la gente. Los doce
cestos llenos de las sobras evocan el don del maná con que Dios había
alimentado a su pueblo en el desierto.
“Dadles vosotros de comer”. Ese mandato no
puede dejarnos indiferentes.
“Dadles
vosotros de comer”. Ese mandato implica a la Iglesia entera. De hecho mantiene
su presencia cercana y generosa allí donde ninguna organización se atreve a
llegar. Esa generosidad responde a su ser y su misión en el mundo.
“Dadles vosotros de comer”. Ese mandato afecta
a todas las personas e instituciones de nuestro mundo, cristianas o no. Jesús
no es un patrimonio exclusivo de los cristianos. Su mensaje es universal,
precisamente por estar atento a las carencias concretas del hombre.
Señor Jesús, que diste de comer a la multitud
hambrienta, no permitas que olvidemos las necesidades de nuestros hermanos y
danos un corazón generoso y una voluntad eficaz para ayudarles.
Dibujo
Dibujo: Domingo XVIII del Tiempo Ordinario
Dibujo en blanco y negro
Dibujo en blanco y negro (II)
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Domingo XVIII del tiempo ordinario: canción
Domingo XVIII del tiempo ordinario: qué son tus cinco panes y tus dos peces (inglés)
Domingo XVIII Tiempo Ordinario: canción
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