Junto con María esperamos al Señor que se acerca
Toda preparación de Dios a su pueblo alcanza su culmen en
la Santísima Virgen María, la escogida para ser la Madre del Redentor. Ella fue
preparada por el Señor de manera única y extraordinaria.
Y de la misma manera ella nos enseña y acompaña en el camino ya cercano, para recibir a Jesús en el corazón. No hay Navidad sin Jesús, él es
el centro de éstas fiestas, y quién más que María que recibió en su seno al redentor puede guiarnos a su encuentro.
Este IV domingo de Adviento la tenemos al centro de la
liturgia, en ella la contemplamos en una actitud de prontitud ante el servicio al más necesitado.
La Virgen María fue la Madre del Primer Adviento que acabó
en Belén hace veinte siglos, y es también la Madre del Segundo Adviento que
concluirá con el próximo retorno de Jesús en la gloria y nos invita a
prepararle el camino. Lo mismo que Jesús vino la primera vez por María, vendrá
de nuevo por medio de Ella.
Junto con ella sigamos clamando ¡ven Señor! ¡Ven a nuestro mundo
que necesita la paz! ¡Ven a nuestra vida que tiene sed de ti!