La Navidad es ya cercana
Estamos a muy poco tiempo para la Navidad, quizá ya estamos
con los preparativos de los regalos, cena y demás. Pero es buen momento también
para hacer un alto en nuestra vida para agradecer todo lo recibido en este año
y reconciliarnos, tanto con uno mismo, con las personas que tenemos a nuestro alrededor,
con los acontecimientos, con Dios.
Es muy sano física y espiritualmente
agradecer todos los dones recibidos durante el año, todo lo que hemos avanzado,
las nuevas relaciones, los proyectos cumplidos, los sueños logrados, el haber
superado una prueba. Al igual que es parte
de la vida misma y del proceso de aprendizaje reconocer los errores o decisiones no bien tomadas, los
momentos de roces personales o momentos de desajustes en nuestro actuar, el
pedir perdón. Todo ello, para iniciar un nuevo año con esperanzas y renovados. Si
tu corazón se anima, tu lámpara apagada puede recuperar su llama viva. Para ello
es necesario hacer gestos de reconciliación, de perdón: una actitud, una
palabra, una explicación sincera...
Así que si quieres, te propongo tres momentos fundamentales:
1.
Tómate unos momentos de calma y de silencio. Trata
de aislarte un poco para reflexionar mejor
a. Saber escuchar: Escucha tu corazón ¿De qué está agradecido?
¿Qué cosas maravillosas te han sucedido? ¿Quiénes te han sostenido en tus
momentos difíciles? ¿en que situaciones concretas reconoces la mano de Dios?
b. ¿Qué vientos
han apagado llamas en ti o a tu alrededor? ¿Amistades rotas? ¿impaciencias? ¿peleas?
¿juicios apresurados? ¿descuidos? ¿De qué no me siento satisfecho?
2.- Discernir: buscar
en tu interior la voluntad de Dios sobre ti, sobre tu
familia, en tus decisiones, especialmente sobre
hechos o personas cercanas.
Escuchar lo brota sin pensarlo mucho. ¿Qué
quieres Señor de mí? ¿Qué proyectos tienes? ¿Cuáles son tus sueños para
conmigo? ¿Cuál es la vía que me puede conducir a la vida plena?
3. Comprometerse:
contigo mismo, con quienes más amas, con quienes necesitan de tu ayuda, de trata
de dar pasos a la conversión de aquello que no estás muy satisfecho, un cambio,
un interrogante, una llamada a cambiar, quizá te ayudaría recibir el sacramento
de la reconciliación. El compromiso brota por sí solo hacia el cambio personal,
hacia mi acción en el mundo.
Concluye este pequeño camino haciendo oración la experiencia,
lo que brota en tu corazón decirle a Dios ante la página en blanco que te
presenta de un nuevo año.