No hay Navidad sin Jesús
Dios le anunció a María con todo respeto que quería que fuera
su madre. Y ella aceptó de corazón. Sabía que era pequeña, pero con la ayuda de
Dios sabía también que lo podría todo. Fue valiente en aceptar responsabilidad
tan grande. Y toda su vida se mantuvo fiel a su compromiso de acompañar a su
Hijo Jesús.
Hace ya más de dos mil años, pues, Dios se hizo hombre en el
vientre de María. Se hizo uno más de nosotros. Se convirtió en compañero
nuestro, en amigo nuestro. A este hecho tan importante de la historia se le
llama la Encarnación de Dios.
Encarnación es una palabra que viene de "carne".
Significa "hacerse carne". Dios, que es espíritu puro, se rebajó a sí
mismo, haciéndose carne humana. Se convirtió en uno más de nosotros. Y eso lo
hizo por amor a nosotros. Se hizo hombre por amor a los hombres.
Este gran misterio de la Encarnación de Dios es el misterio
central de nuestra fe cristiana, y es lo que celebramos en Navidad, Nunca acabaremos de entenderlo del todo,
precisamente porque es consecuencia del amor de Dios, que es algo que nunca
acabaremos de entender en esta vida.
Una de las consecuencias de la Encarnación es que, al hacerse
Dios ser humano, nos dignificó a todos los seres humanos. Dios nos honró a
todos al hacerse uno de nosotros. No deben contar las diferencias de trabajo,
de educación o de riqueza entre los hombres. No deben existir diferencias de
raza, ni de sexo. Todos merecemos el mismo respeto.
El hecho de la Encarnación demuestra que Dios se interesa por
todos los hombres y mujeres del mundo. Ninguno de nosotros le es indiferente.
El respeta a todos. Quiere a todos. Y por eso hace suyos nuestros dolores
humanos. Por solidaridad con toda la humanidad y con cada uno de los seres
humanos. Se hace persona humana para amparar y defender la dignidad de toda
persona. Por lo tanto este acontecimiento es buena noticia para el mundo, por ello estamos alegres, nos unimos a celebrar en familia: Porque Dios nos ha revelado su misericordia enviándonos a Jesucristo.
Fuente: Navidad en Familia de José L. Caravias SJ